Querido amigo, si estás leyendo esto, es probable que estés luchando con la ansiedad y la preocupación. Entiendo lo que estás sintiendo, y quiero que sepas que no estás solo. Todos enfrentamos momentos difíciles en la vida, pero quiero recordarte que hay una fuente de esperanza y paz que está disponible para ti: Dios.
La ansiedad y la preocupación son emociones que todos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas. Ya sea por situaciones inesperadas, problemas financieros, relaciones interpersonales, o simplemente las demandas cotidianas de la vida, la ansiedad puede ser una lucha constante. Sin embargo, la Biblia nos enseña que no debemos preocuparnos por el mañana, ya que cada día tiene su propio afán (Mateo 6:34). La ansiedad puede surgir cuando nos enfocamos demasiado en el futuro y nos preocupamos por cosas que están fuera de nuestro control. Pero Dios nos llama a confiar en Él y a depositar nuestras preocupaciones en sus manos.
La promesa de paz en la palabra de Dios
La Palabra de Dios puede ser tu fortaleza y refugio en tiempos de ansiedad. Filipenses 4:6-7 nos dice: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».
En estos versículos, el apóstol Pablo está escribiendo a los filipenses, una comunidad cristiana en la ciudad de Filipos. Les está animando a no preocuparse demasiado por las cosas, sino a confiar en Dios y orar por todo.
Cuando Pablo dice «Por nada estéis afanosos», está diciendo que no debemos preocuparnos excesivamente por las cosas. La palabra «afanosos» significa ansiosos o preocupados. En lugar de preocuparnos, Pablo nos anima a orar y presentar nuestras peticiones a Dios. Esto significa que debemos hablar con Dios y contarle nuestras preocupaciones y necesidades.
Pablo también nos dice que debemos hacer esto «con acción de gracias». Esto significa que debemos orar con una actitud de agradecimiento y confianza en Dios. Aunque tengamos preocupaciones, debemos recordar todas las cosas buenas que Dios ha hecho por nosotros y estar agradecidos por ellas.
Pablo nos asegura que si hacemos esto, «la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús». Esto significa que Dios nos dará una paz que es más grande y más profunda de lo que podemos entender. Esta paz nos protegerá y nos ayudará a mantener nuestros corazones y mentes en Cristo Jesús, que es nuestra fuente de esperanza y fortaleza.
Ejerciendo la fe y la confianza
Al ejercitar nuestra fe y confiar en las promesas de Dios, podemos encontrar paz en medio de las dificultades. En 2 Timoteo 1:7, Pablo nos recuerda: «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio». Con la ayuda de Dios, podemos superar la ansiedad y vivir en libertad.
Ejercer la fe y la confianza en Dios implica creer en sus promesas y confiar en su amor y cuidado. Además, en Mateo 6:25-26, Jesús nos asegura que nuestro Padre celestial cuida de nosotros más que de las aves del cielo. Confiar en Dios nos da paz y nos ayuda a superar la ansiedad.
5 formas para atacar la ansiedad
Practicar la gratitud diaria
Tomar tiempo cada día para reflexionar y agradecer a Dios por las bendiciones en nuestras vidas.
1 Tesalonicenses 5:18 dice: «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús».
Meditar en las promesas de Dios
Leer y meditar en las promesas de Dios en la Biblia, recordándonos que Dios está con nosotros y cuida de nosotros.
Josué 1:9 dice: «Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas».
Practicar la oración y el ayuno
Establecer tiempos regulares de oración y ayuno para buscar la dirección y la paz de Dios en nuestras vidas.
En Mateo 6:6 dice: «Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público».
Servir a los demás
Enfocarnos en servir a los demás y ser un instrumento de Dios para traer consuelo y ayuda a quienes lo necesitan.
En Filipenses 2:4 dice: «No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros».
Buscar ayuda profesional y comunitaria
En algunos casos, puede ser útil buscar la ayuda de un profesional de la salud mental o un consejero cristiano. No hay vergüenza en buscar ayuda cuando la necesitas.
En Proverbios 15:22 dice «Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; Mas en la multitud de consejeros se afirman».
Estas formas no solo nos ayudarán a luchar contra la ansiedad, sino que también nos ayudarán a crecer en nuestra relación con Dios y a experimentar Su paz y dirección en nuestras vidas.